martes, 28 de febrero de 2017


Nada es gratis

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Al hilo de la festividad de Reyes, Eduardo Jordá advierte de que en el terreno económico se vive una ilusión semejante: la creencia generalizada de que los derechos fundamentales son gratuitos. El periodista discrepa de esta posición y plantea las diferentes respuestas políticas dadas hasta el momento a la financiación del estado del bienestar: subidas de impuestos y recortes económicos. El autor termina su texto con un aviso encubierto: Europa se arriesga al sostener los derechos mediante una deuda pública que crece sin control.


Se trata de un texto periodístico de opinión; concretamente, de una columna. La argumentación del autor parte de dos hechos de actualidad -la celebración de Reyes Magos y la financiación de los servicios públicos- que aúna para resaltar así su posición contraria a la actitud ciudadana ante el mantenimiento del estado del bienestar. La posición del periodista es explícitamente subjetiva, como demuestra la redacción en primera persona y el empleo de un léxico valorativo -cuando no marcadamente despectivo y ridiculizador- en ciertos pasajes del texto (engaño, ilusión, candorosa engañifa…).
Eduardo Jordá, como ya se ha expuesto, critica en su artículo la ingenuidad de los ciudadanos europeos ante el problema del mantenimiento de los servicios públicos, así como las medidas políticas tomadas por gobiernos de derechas e izquierdas; sin embargo, no aporta el columnista ninguna solución al problema. Se limita de denunciar las actitudes que a su juicio conducirán a los estados europeos a un desastre futuro, cuando la deuda pública sobrepase los límites de lo permisible. Es la suya, por tanto, una postura escasamente constructiva, quizás por el simple hecho de que no existe una solución clara para el problema. Aunque el autor no lo hace explícito, de sus palabras puede inferirse que en el caso de tener que elegir entre el mantenimiento de los servicios públicos y una futura sobredimensión de la deuda de los estados, habría que decantarse por limitar esta última. De esta manera, Eduardo Jordá parece alinearse con aquellas corrientes económicas neoliberales que priorizan la salud de los mercados por encima de las necesidades puntuales de los ciudadanos.

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